jueves, 18 de febrero de 2010

CAPÍTULO 5. EL HOMBRE DE LA GABARDINA

Intentando asimilar estas últimas palabras, me percato que cuando subió la anciana también debió hacerlo el hombre de la gabardina verde claro, el señor que se encontraba de pie, agarrado a una de las barras que van desde el asiento hasta el techo del vagón, junto a una de las puertas.


Va mirando en dirección de la marcha del tren haciendo caso omiso a lo que le rodea.


Por su pinta, diría que es el típico detective privado o inspector de policía americano de los años 70.


Es un señor grueso, corpulento, moreno de cara ancha y mirada intimidatoria.


¿Cuando ha subido ese?.


Que tipo más raro. Es como salido de otra época, pienso.


Parece una persona extraña, con cara de pocos amigos, y de tampoco tener gana de tenerlos.


Me lo imaginaba abriéndose una de las solapas de la gabardina y enseñándome una pistola, con la intención de dejar claro quien manda y facilitar la participación por mi parte en mi propia confesión de culpabilidad.


Tanto lo pensé, que incluso miré hacia su cintura, intentando localizar un hueco a través de la gabardina, para poder ver su cinturón y localizar una placa de auténtico policía.


Me auto convencí de su historia creada en mi mente, hasta el punto, que no dejaba de recrear diversas situaciones de peligro y múltiples ensayos de actuaciones del maduro y soberbio detective.

Definitivamente, era un tipo duro, un violento y curtido inspector de policía de otra época. Esa época en la que la corrupción policial era la mejor manera de sobrevivir en las calles de New York, Detroit, o alguna de esas ciudades.

Curtido en el trato con la Mafia y coaccionando a los pequeños comerciantes de la zona, así como, a las inválidas fuentes de información, apartadas de la sociedad.

Si, era un tipo duro, muy duro.

¡Ja, ja ,ja!, carcajeo mi maestro.

¡Que historia te has montado!

¿Como sabes lo que estoy pensando?, pregunte sorprendido, enfadado por sentir mi intimidad invadida y a la vez atemorizado.

¿Ya quieres andar tu solo?, cambió de tema.

¿Tan pronto la necesidad de no contar conmigo?, ¿de no necesitarme?.

Un sentimiento de culpa me poseyó, no entendía porqué, pero así fue, volvía a moverme sólo, a individualizar todo, a no dejar opciones ni puertas abiertas, a no contar con nadie, ni con quien me muestra y enseña.

Volví a cerrar la verja de mi recinto, de mi parcela personal, de mi mundo.

¡Aún no es el momento!, ¡todavía no sabes nada!, deja que continúe tu erróneamente infundada historia.

Callé y escuche atentamente, de una manera sumisa después del inevitable error.


Este caballero...continuó...



...Simplemente, no tiene una historia que te pueda interesar detrás, de ahí que aún entrando junto con la anciana, no lo hayas visto.



A ti te ha llamado la atención su aspecto nuevamente, te has montado tu propia película y no has visto más allá.



Es un hombre, que no ha encontrado el amor, vive sólo con su madre en un pequeño piso en el centro y tiene un muy mal gusto en el vestir, obviamente influenciado porque todavía es su madre de avanzada edad y mente anclada en el pasado, quién gobierna su vida y se encarga de su vestuario y de mantenerlo en su estrecho y recto camino, a imagen y semejanza de su fallecido marido, su padre.



Su cara de mal genio, no es más que frustración en estado puro. No es más que un niño mayor y se está dando cuenta de ello.



Pues mi "película", como tu dices, era más emocionante e interesante, le recrimine.



Cierto, lo era...pero no era la realidad, respondió con una subida de cejas y elevación lateral del labio superior.



Me hizo sentir como un iluso, como ignorante y me sentí rebajado por un momento. No estaba a su altura.



Enfadado, decidí ignorarle y no volver a hablar, mientras dediqué mis oídos al monótono sonido que emiten el paso de las ruedas del tren por los raíles. Tras, tras...tras, tras...





2 comentarios:

  1. El constante miedo de algunas personas a quedar solas en la vida...Sólo que algunas lo sabrían sobrellevar y otras no...Tú ya sabes de lo que hablo, hermano. Texto corto pero interesante...aún así, me quedo con el anterior.
    Salva.

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  2. Gracias por tu comentario,Salva.
    Aún se pueden a mi parecer, sacar más conclusiones de este texto como por ejemplo:
    Arraigados en el pasado.
    Entre la espada y la pared.
    La toma de decisiones.
    Etc...
    Es un texto que oculta mucho transfondo.
    Gracias nuevamente.

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