
Me da miedo volver a la consciencia, a la realidad, enfrentarme a caras desconocidas o conocidas que no reconozco.
Mientras todo me huele a alcohol, a muerte y en definitiva a hospital intenso, me debato a mi mismo sobre mis interioridades más oscuras.
Tengo ambas opciones, quedarme en mi mundo o volver al de todos, pero la indecisión me supera, pues donde me siento seguro, me siento sólo y sin embargo me asusta todo el que me acompaña.
Escucho la puerta de la habitación y sin verla, la imagino abrir.
La enfermera a llegado y se dirige a la máquina que controla los latidos de mi corazón.
Seguimos igual, ¿eh?, pregunta dirigiéndose a mi persona.
Te estoy hablando...continúa, acercándose a mi oído...
Ya puedo sentir su aliento en mi oído, cuando me dice:
Se que me oyes y me escuchas...quiero que sepas que me encantan tus lamentos y que no tienes que disimular conmigo, no tengas prisa en volver, pues tu profundidad es mi sustento, mi alimento y quiero seguir devorándote.
Me quedo perplejo y no se si es real lo que me sucede o fruto de la medicación, de mi imaginación...
Regresa escucho...vuelve al lugar de donde vienes...no tengas prisa...continúa...
Me asusto y me acelero, me desvanezco, se me va la cabeza y me rindo ante sus palabras.
Hola, Dominus, estoy aquí pues vi tu comentario en el blog de un amigo y decidí visitarte. Muy buen blog, voy a seguirte.
ResponderEliminarTe invitó a pasar por el mío.
Un saludo desde Argentina.
Humberto.
www.humbertodib.blogspot.com
Muchas gracias Humberto, me pasaré por el tuyo..
ResponderEliminarGracias, voy a echarle un vistazo al tuyo :)
ResponderEliminaresto me recueda el último mes en la vida de mi padre y no es tan triste como parece todos queremos un mundo especial pero no nos damos cuenta que somos nosotros los que tenemos que crearlo......
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