sábado, 20 de marzo de 2010

CAPÍTULO 18. ¿MI HOGAR?

Escondo mi secreto en lo más recóndito de mi bosque personal, en dónde nadie se adentra, dónde todos se pierden por su similitud.

Donde mis secretos están a salvo al igual que yo.

No quiero que nadie los conozca para no sentirme indefenso.

Mi bosque infinito y antiguo, lleno de magia y seres extraordinarios de la infancia.

Verdaderos amigos y compañeros leales, rebosantes de honor y valía.

Nada se asemeja aquí a mi rincón de la paz

Nada hecha raíces aquí, ni crece la hierba a sus pies, son caballos de Atila.

Extremos incomprensibles que no saben vivir unidos, que existen paralelamente el uno con el otro, como en diferentes dimensiones.

Llegamos a un edificio que asumo como mi bosque, me hace sentir tranquilidad.

¿Dónde estamos amigo?.

¿No lo reconoces?, me contesta.

Me es familiar y me hace sentir bien dentro de toda esta amargura que me rodea.

De aquí saliste, esta es tu casa, tu hogar, el que un día decidiste abandonar y yo tuve que ir en tu búsqueda pues imaginé que te sentirías perdido y no sabrías regresar.

¿Cómo me conoces tanto?, pregunté sorprendido.

Entremos y lo entenderás...no te asustes por lo que veas, pues todo tiene una explicación.

Subimos la escalera de piedra de acceso al edificio, es un edificio bastante viejo, incluso diría que allá en su azotea podrían divisarse antiguas gárgolas canalizadoras de agua.

Me gusta su apariencia pero dudo que ese sea mi hogar.

Al entrar...una amable señora de bata blanca con una chapa identificativa en la que pone Gladys, me espera con cara sonriente para abrazarme y darme la bienvenida.

Te hemos echado de menos...mira como estas...necesitas un baño...

Parecía una madre regañando a su hijo y reprochándole cosas.

Toda la entradita era similar a un hospital pero con un tono más familiar, ¿sería esa gente mi familia?.

¿Porqué había llegado hasta allí?

Nada podía contestar a mis preguntas pero aún así me sentía cómodo.

De repente un grito...una voz contundente de auxilio y odio se escucha...proviene de la segunda planta...

¿Qué ha sido eso?, pregunto asustado.

No te preocupes...ya empieza otra vez...es el mismo de siempre, parece que no lo conozcas...contestó Gladys.

Esta reacción me indujo a un estado de intranquilidad relativa, pues aún no estando tranquilo no deseaba abandonar aquel lugar, en donde por fin había encontrado algo supuestamente conocido y familiar.

1 comentario:

  1. por el hecho de que alguien conozca un secreto tuyo te sientes indefenso? prueba a confiar mas en los demas veras que diferencia, pasas del miedo porque cuentas con ellos,y a veces ,solo a veces te hacen sentir feliz.

    ResponderEliminar