sábado, 3 de septiembre de 2011

CAPÍTULO 25. INTENTANDO HUIR.

El pánico se apodera de mi, esta situación no puede ser causada por algo agradable.
¿Que me van a hacer?...¿Por qué me tienen así?...
La tensión de las venas de mis brazos, la presión del cuero en mis muñecas...
Se ha hecho el silencio y me da miedo...nunca es bueno no oír nada...no pinta bien no escuchar nada, pienso...algo va ha pasar, siento eso, lo se, empiezo a ponerme nervioso y ha intentar huir.
Golpeo, golpeo y vuelvo a golpear mis brazos contra estas barreras...no consigo nada, salvo dañarme...todo me duele y la frustración hace entrada en mi.
Pienso en rendirme, me rendiré y que venga lo que tenga que venir...no puedo seguir así...lo que me vayan ha hacer que lo hagan ya.
En un último suspiro y esfuerzo...el cuero que sujeta mi muñeca derecha cede y consigo liberar mi brazo.
Mis ojos se ensangrentan con el propio asombro y parece que me vayan a reventar o salir de sus órbitas...no puedo creerlo, me liberé...y mientras pienso esto alucinado por el resultado, siento que estoy perdiendo un tiempo valioso en mi huida.

sábado, 19 de marzo de 2011

CAPÍTULO 24. QUIERO IRME...DEJADME SALIR DE AQUÍ!!!!!!!!

Cual muelle que ejerce su fuerza en mi espalda, me incorporo rápidamente hasta quedar sentado sobre la cama.
Mis ojos están sorprendentemente abiertos y por fin soy consciente de la realidad que me rodea.
Golpeado por sucesivos relámpagos de recuerdo sumergido en la profundidad, voy tomando conciencia y reactivando mi cerebro.
No puedo moverme con soltura, creo que mi cerebro está dañado, pienso.
Aún no tengo la suficiente capacidad de asumir lo que está pasando, aunque mis ojos se encuentren dirigidos hacia las sujeciones de viejo cuero marrón, que atan mis pies y manos.
¿Soy tan peligroso?, pregunto al vacío de la habitación...
Acaso...¿soy tan peligroso?...me reitero en la pregunta, hacia mi único acompañante, mi yo mismo.

viernes, 11 de marzo de 2011

CAPÍTULO 23. ¿QUE ES ESE ESTREPITOSO RUIDO?

Algo me hace sentir incómodo.
Un estrepitoso ruido de sirenas sonoras estremecen mi cuerpo.
Y mi mente da paso a su propia e independiente vida.
Seguro que afuera llueve, que todo está colapsado.
Es cuando más se oyen las señales de la policía.
Todos tienen hambre y llevan prisa en el atasco.
Ellos comen primero pues como un abanico, el resto abre paso...
¿Será mediodía?.
Piensa un poco, me interrumpo a mi mismo.
Las ambulancias siguen llegando a este centro.
El único lugar que me aleja del mundanal ruido de la muchedumbre hambrienta.

jueves, 20 de enero de 2011

CAPÍTULO 22. SUEÑO, VIVO Y OIGO.

Sueño y vivo en otro lugar, en otra dimensión, donde me encuentro arropado.
Me da miedo volver a la consciencia, a la realidad, enfrentarme a caras desconocidas o conocidas que no reconozco.
Mientras todo me huele a alcohol, a muerte y en definitiva a hospital intenso, me debato a mi mismo sobre mis interioridades más oscuras.
Tengo ambas opciones, quedarme en mi mundo o volver al de todos, pero la indecisión me supera, pues donde me siento seguro, me siento sólo y sin embargo me asusta todo el que me acompaña.
Escucho la puerta de la habitación y sin verla, la imagino abrir.
La enfermera a llegado y se dirige a la máquina que controla los latidos de mi corazón.
Seguimos igual, ¿eh?, pregunta dirigiéndose a mi persona.
Te estoy hablando...continúa, acercándose a mi oído...
Ya puedo sentir su aliento en mi oído, cuando me dice:
Se que me oyes y me escuchas...quiero que sepas que me encantan tus lamentos y que no tienes que disimular conmigo, no tengas prisa en volver, pues tu profundidad es mi sustento, mi alimento y quiero seguir devorándote.
Me quedo perplejo y no se si es real lo que me sucede o fruto de la medicación, de mi imaginación...
Regresa escucho...vuelve al lugar de donde vienes...no tengas prisa...continúa...
Me asusto y me acelero, me desvanezco, se me va la cabeza y me rindo ante sus palabras.