martes, 9 de diciembre de 2014

EXIGIR AL ALUMNO


Hay quien aún no ha aprendido a enseñar, sólo ha aprobado unos estudios.
Hay quien enseña como les enseñaron aquellos que tantas veces les han hecho llorar.
Hay quien ha olvidado lo que costaba ser niño y enfrentarse a esos problemas que no deberían de tener los niños.
Quien confunde y se confunde con los conceptos básicos de la enseñanza y el aprendizaje, el adulto y el niño, la preparación para el futuro y la tortura psicológica.
Esta claro que hoy en día la política establece lo que aprenderán nuestros hijos y cómo.
Es firme en como se ha de seguir un calendario escolar que sólo sirve para estadísticas y para aportar números que falsificar.
Los profesores no deberían ser verdugos, pues sólo lo son aquellos que no saben ejercer de maestro, ya que quien conoce a sus alumnos sabe como llenarlos de conocimientos.
Me pregunto por qué agobiamos con tareas a criaturas que debieran estar jugando y disfrutando de sus infancias y cuándo es el momento adecuado para ello.
Aquellos que están todo el día en el colegio y cuando salen siguen con deberes y cuando los acaban han de estudiar para el día siguiente.
¿Podríamos estar arrebatándoles la infancia?
¿Llegará el momento en el que se agobien de tanta exigencia y lo tiren todo por la borda?
Realmente, ¿el sistema quiere que tus hijos sean los que realicen la mayor de las preparaciones o simplemente, han de desechar aquellos que no puedan mantener el ritmo fijado?
¿Cuántos conocemos personas con carreras universitarias que les ha costado el doble e incluso más años de lo estipulado pero que gracias a su estatus social y familiar, se lo han podido permitir?
¿Les ha costado tanto como a aquellos que se han esforzado en sus únicas oportunidades?
¿Han perdido tanto por el camino?
Yo diría que no.
Resumiendo, ¿qué se está buscando?
Acaso, ¿volver a que sólo estudie quién dispone de medios?

viernes, 5 de diciembre de 2014

CUANDO LOS CABALLOS ERAN NOBLES

Cuando los caballos eran nobles, las personas los admiraban sintiendo el irrefrenable deseo de libertad y la irremediable envidia permanente.
Cuando eran nobles, nosotros ansiábamos serlo sin encontrar remedio pues no lo buscábamos.
Cuando ellos lo eran, nosotros existíamos simplemente y sin embargo nos permitían correr a su lado.
Y finalmente se cansaron de nuestra insistencia de aparentarnos, de nuestros constantes intentos de ser lo que no somos y se creyeron esclavos, convencidos por nuestras ventas y espejismos.
Decidieron rendirse a la persecución y ceder su nobleza al ser que tanto la parecía necesitar, para hacerlo feliz y verlo correr libre.
Y tras esto, nada cambió salvo sus vidas por servicio y recreo, salvo sus praderas y campos por establos y verjas, salvo el viento que movía sus crines por el peine que las remueve.
Cuando los caballos eran nobles nosotros pasábamos desapercibidos para la naturaleza y el ser humano siempre ha sido incapaz de no sentir que llama la atención de su entorno, caiga quien caiga, incluso lo hermoso, incluso lo noble, y ahora ya no existe esta cualidad, pues nadie sabe llevarla como lo hacían ellos cuando lo eran...