Cuando los caballos eran nobles, las personas los admiraban sintiendo el irrefrenable deseo de libertad y la irremediable envidia permanente.
Cuando eran nobles, nosotros ansiábamos serlo sin encontrar remedio pues no lo buscábamos.
Cuando ellos lo eran, nosotros existíamos simplemente y sin embargo nos permitían correr a su lado.
Y finalmente se cansaron de nuestra insistencia de aparentarnos, de nuestros constantes intentos de ser lo que no somos y se creyeron esclavos, convencidos por nuestras ventas y espejismos.
Decidieron rendirse a la persecución y ceder su nobleza al ser que tanto la parecía necesitar, para hacerlo feliz y verlo correr libre.
Y tras esto, nada cambió salvo sus vidas por servicio y recreo, salvo sus praderas y campos por establos y verjas, salvo el viento que movía sus crines por el peine que las remueve.
Cuando los caballos eran nobles nosotros pasábamos desapercibidos para la naturaleza y el ser humano siempre ha sido incapaz de no sentir que llama la atención de su entorno, caiga quien caiga, incluso lo hermoso, incluso lo noble, y ahora ya no existe esta cualidad, pues nadie sabe llevarla como lo hacían ellos cuando lo eran...
Los caballos siguen siendo nobles,nosotros hemos cambiado la mirada hacia ellos.....
ResponderEliminarResignados
ResponderEliminarNuestras acciones hacen que cambiemos la forma de ser de los demás.
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