viernes, 26 de febrero de 2010

CAPÍTULO 8. UNA BELLA FASCINACIÓN.

No es lo que parece, ya te lo digo...

Un ángel para los católicos, amigo, una ninfa para los deseosos de la magia, una diosa para los antiguos griegos, una sirena para los marinos..., eso es...


¿y para mi?, pregunté.


Para ti, la muerte, la incansable perseguidora, el lecho donde descansarás.


¿La muerte?, ¿a caso voy a morir?.


No, no vas a morir, por lo menos de momento, es tu atracción por ella, tu no ves la muerte como el resto de las personas. No la ves cruel ni con temor.


Para ti es algo hermoso, tu descanso, deseas su abrazo, su tranquilidad en su regazo.


Deseas su paz, su entendimiento, su comprensión, deseas hablar con ella sobre tu lápida, que te indique donde descansarás.


Deseas que te conozca porque deseas conocerla.


Deseas pasar las horas intentando descubrir su cara, mirar bajo sus vestiduras, entre su capucha.


Observar sus ojos, si los tiene, sus manos, si las tiene, tocarla, sobretodo tocarla.


Sentir su huesudo cuerpo, descubrir la belleza que otros detestan.


Hacer que no se sienta evadida ni solitaria, ni temida.


Hacer que no se atemorice ella misma.


Es preciosa amigo, me encanta su todo.


Adoro su forma de desnudar mi mente, de incentivarla, de acertar acertijos, de descubrir lo simple de mi ser y de intentar comprender lo complicado de mi interior.


Mirarla cara a cara con ella al lado.


Ser su apoyo y ella el mío sobre el precipicio de la resolución, de las decisiones.


Sabes que tendrá el final previsto y deseas iniciarlo, prender la mecha.


Sabes que tendrá el final previsto y aún así, quieres morir.


Sería una muerte muy dulce seguro, amigo, pero muerte al fin y al cabo.


¿Que más da compañero, si al final hay que morir?.


Hay dos formas de hacerlo, aceptándolo, queriéndolo y rendiéndote, o bien luchando y agonizando.


Tu estás harto de luchar, ¿crees que sería más fácil rendirte?.


Más cómodo seguro.


¿Serías feliz de esa manera?


Sería feliz mientras lo fuera.


La cuestión es como reducir el tiempo de existencia.


Sigo viéndola preciosa, me gusta la columna que veo através de sus costillas.


Me gusta sus uñas que arañen la tierra donde e de yacer.


Mi tiempo podría dejarlo pasar con ella amigo, regalárselo, darle mi vida.


Siento miedo de algo y me siento indefenso.


No me gusta sentirme así, volver a temer.


No quiero depender de sus decisiones sobre mí.



Déjate de tonterías amigo, olvídate de ella, no es lo más adecuado.



No podría olvidarme, me la he tatuado a fuego en mis tripas.



Pues arráncatelas amigo, arráncatelas, y devóralas hasta que no quede nada, hasta que nada vuelva a ser tu estandarte...

Aún no ha llegado el momento de ser su compañía eterna, deja que continúe su viaje y sólo observa en que estación baja. Si mañana sigues pensando en ella, búscala en su destino.

Lo mismo te sorprendes, le dije, lo mismo no baja, puede ser que espere mi parada.

Veamoslo...contestó.






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